sábado, 16 de noviembre de 2013

ARTICULOS CIENTIFICOS

Paradigmas Emergentes y Ciencias de la Complejidad
En  Revista, OPCIÓN (LUZ) 2011. N. 27,65, pp. 45-80

El presente artículo trata de relacionar las principales posiciones actuales sobre las “teorías del ser” con sus correspondientes “teorías del conocimiento”, es decir, la ontología con la epistemología; y pone el énfasis en el paradigma sistémico y su complejidad estructural, por un lado, y en el proceso cognitivo necesario y transdisciplinario, por el otro. Paralelamente, se analizan algunas teorías de la “nueva ola”: para la primera parte, la “teoría de las supercuerdas”, y, para la segunda, con un enfoque onto-epistémico, la “teoría de las estructuras disipativas de IlyaPrigogine”, la “teoría de los sistemas adaptativos complejos de Gell-Mann”, la “experiencia de verdad transdisciplinaria de Gadamer” y la “relación entre lo psíquico y lo físico” según varios Institutos Modernos
Es deber de la ciencia ofrecer una explicación rigurosa y completa de la complejidad de los hechos que componen el mundo actual e idear teorías y modelos intelectualmente satisfactorios para nuestra mente inquisitiva. Pero, al mismo tiempo, este proceso de la ciencia no puede partir de la nada, o al azar, sino que siempre lo hace asumiendo unos presupuestos que juzga evidentes, seguros y confiables; y, cuando no es así, puede llegar a conclusiones decepcionantes, como la que experimentó el gran matemático y lógico alemán GottlobFrege, de la Universidad de Berlín, en la construcción de su famosa lógica matemática: “cuando apenas habíamos completado el edificio –dice– se nos hundieron los cimientos” (Racionero-Medina 1990: 88).
Las grandes preguntas que nos hacemos hoy día giran en torno a las raíces y soportes de la ciencia y del conocimiento humano en general, es decir, son de naturaleza filosófica: ¿qué es la verdad?, ¿qué significa conocer?, ¿en qué consisten exactamente la verificación y la validación?, ¿cómo se originó la vida?, ¿qué sentido tiene el Universo?, ¿somos inevitables o estamos aquí por pura casualidad?, ¿es cierto que toda la realidad procede de los retorcimientos de bucles de energía en un hiperespacio de once dimensiones?, etc. Se trata, en fin de cuentas, de ahondar en nuestro conocimiento considerado como el más seguro porque lo creemos “científico”, pero ¿con qué concepto de ciencia? Y, en todo caso, ¿es la ciencia clásica la única vía para la adquisición de un conocimiento seguro, confiable y defendible epistemológicamente?  Durante los últimos 20 años, la Unesco, como Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, viene insistiendo y nos alerta sobre una serie de ideas de máxima relevancia (Ciret-Unesco: 1997,2000; Unesco: 1998). Entre esas ideas están las siguientes afirmaciones.
Tomado de: http://www.redalyc.org/pdf/310/31021901003.pdf

La teoría sistémica:
Ernesto F. Villanueva
La articulación entre sistema científico y sistema universitario: ¿es un dilema?
Redes, vol. 10, núm. 19, diciembre, 2002, pp. 25-41,
Universidad Nacional de Quilmes Argentina
 
El trabajo se concentra en explorar las dificultades de articulación entre el subsistema científico y el académico. Se afirma una “articulación de hecho” entre ambos subsistemas, articulación dada desde actores que comparten ambos subsistemas, reflejo de la debilidad, la discontinuidad y el silencio estatal en materia de política científica. Se destaca que ambos subsistemas están integrados por casi los mismos actores, y se reflexiona acerca los encuentros y desencuentros de sus discursos y de sus acciones, como elemento central del análisis.
Para realizar dicho análisis el trabajo se organiza en dos partes: la primera, muestra algunos datos que permiten entrever una mayor conexión posible, sobre todo porque docentes, instituciones y presupuestos son compartidos por ambos ámbitos, el académico y el científico tecnológico. Sin embargo, se sabe que esta articulación se presenta en la realidad en forma limitada o casi inexistente.

En la segunda parte del trabajo, se reflexiona acerca de las limitaciones para la articulación, y se intenta esbozar algunos comentarios que expliquen los motivos de la falta de interacción entre ambos subsistemas.


Clasificación de la investigación científica tecnológica
A los efectos de efectuar el análisis sobre la articulación del sistema científico- académico en la Argentina, creemos conveniente desglosar el concepto de “investigación científico-tecnológica”. Siguiendo el conocido manual Frascatti, pueden adoptarse las siguientes definiciones:
Investigación básica: consiste en trabajos teóricos o empíricos que se realizan para obtener mayor grado de conocimiento de los fundamentos de los fenómenos observables sin el objetivo de darles una aplicación específica.

Investigación aplicada: consiste en trabajos originales que buscan obtener un mayor grado de conocimiento pero que su interés está dirigido a un objetivo práctico específico.
Desarrollo experimental: consiste en trabajos sistemáticos de profundización de los conocimientos existentes derivados de la investigación y la experiencia práctica dirigidos a la producción de nuevos materiales, al esclarecimiento de nuevos procesos, o a servicios, o a la mejora de los ya implantados.

Tecnología: es la transformación de la investigación aplicada en un método productivo. La investigación en tecnología es una especie de “derivación” de la investigación aplicada (Albornoz, 1997).

Desde una perspectiva lógica podría partirse del preconcepto que la asociación entre el mundo académico y estas cuatro actividades es decreciente: en primer término, la investigación básica, algo menos la aplicada, etc., mientras que es creciente la asociación de estas actividades con el mundo científico tecnológico.

Ahora bien, sería importante contrastar ese preconcepto con la realidad material de nuestro país. Por ejemplo, conocer un índice de los porcentajes de investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental que se desarrolla en los sistemas universitarios y de ciencia y tecnología.

Ello permitiría un diagnóstico más acabado de la articulación real existente en el país. De esta manera exhaustiva, hoy no se cuenta con tales datos. Sin embargo, es posible efectuar algunas aproximaciones.

En otras palabras, develar los patrones que orientan las prácticas de los actores docentes, investigadores, directivos de las instituciones– puedearrojar luz sobre las dificultades para lograr una articulación efectiva entre los sistemas académico y científico en la Argentina.
Tomado de: http://www.redalyc.org/pdf/907/90701902.pdf

HOLISTICA: UNA LUZ VERTEBRADORA PARA EL CAMBIO
GamalAbdel Cerda E.
HOLISTICA: UNA LUZ VERTEBRADORA PARA EL CAMBIO
Estudios Pedagógicos, núm. 24, 1998, pp. 123-129
Universidad Austral de Chile

La modernidad muestra signos de una sociedad "ansiógena"; al ser humano le resulta difícil adherirse al cambio, a un progreso permanente y vertiginoso, cuya rapidez lo perturba y desestabiliza. Emerge el desencanto, la abulia o el desenfreno; la exaltación de los derechos y, a la vez, una ingenua justificación que soslaya deberes inseparables a éstos. Opciones de vida que trasuntan, por una parte, una búsqueda de felicidad individual, con una valoración del placer, en un intento de ser más que nada "él mismo", o bien el escape, la autocomplacencia, la enajenación, verse a sí mismo como ajeno al mundo, incapaz de integrarse a él, desagregado. Una mirada retrospectiva de la humanidad permite constatar, por un lado, que esta situación de crisis no es nueva; pero, por otro, rastrear y rescatar los planteamientos, ideas y propuestas de filósofos, científicos y educadores frente a ello. Se observa, en este proceso, un conjunto de ideas vertebradoras, axiales y fundantes, que convergen en un paradigma global, totalizante, holístico. Una respuesta amplia, integral y unificadora, para fenómenos de iguales características. La educación debe atender y acoger estas ideas, capitalizando la oportunidad que le ofrece la reforma educacional en marcha.
Holístico, ya en su raíz etimológica holos, “todo”, “entero”, “completo”, refiere y da cuenta de un modo de considerar la realidad, primariamente como totalidades, “todos” , estructuras cuyos elementos o miembros se encuentran funcionalmente relacionados entre sí. Una especie de Espíritu-entidad, Nous, en la concepción de Anaxágoras y los neoplatónicos, que compromete todos los procesos del universo. Esta visión de conjunto-estructura, que define y da sentido a sus elementos constitutivos, se encuentra, en similares términos, en los psicólogos gestaltistas; Ehrenfels planteaba que en un todo organizado subsiste una cualidad particular “gestaltqualität”, fuera y por encima de la suma de los componentes sensoriales, idea que recoge y profundiza Wertheimer al señalar que “las partes están, pues, subordinadas a la totalidad; por ello es imposible comprender un todo estructural a partir de sus ingredientes o partes, puesto que los atributos de éstas, en la medida que son accesibles a una definición, quedan establecidas mediante sus relaciones con la configuración total que integran” (cit. en Papp 1983: 365). En el mismo orden de ideas, Köhler vincula estos principios perceptivos al aprendizaje, al sostener el concepto de Einsicht, como aquella repentina visión interna, que reviste de pronto en el sujeto, el objeto o problema, en la nueva totalidad de la Gestalt.
KurtGoldstein va más allá de estos principios que guían la percepción en la psicología gestáltica, desarrollando la idea de organismos individuales como entidades “holísticas”, no sólo en un sentido vitalista. Para él, en todo organismo existe una relación holística en los comportamientos; los organismos son, pues, sistemas que funcionan como un todo, de tal suerte que un estímulo dado debe producir cambios en el organismo entero proceso de síntesis creadora; los todos resultantes de tal proceso son dinámicos, evolucionarios y creadores. En el universo holístico el holismo es el factor universal y el concepto básico; en dicho universo todo tiende a la formación del todo holístico que es la personalidad.
Quienes adhieren al enfoque holístico testimonian la irrupción de una nueva era, en donde todo tiende a unirse. El universo, y todo lo que forma parte de él, incluida la especie humana, está unificado, interconectado, en algo global, “somos parte del mismo proceso que creó a las estrellas, y estamos hechos de la misma materia. Todas las facetas de la experiencia humana intuitiva, imaginativa, estética, emocional y espiritual, así como el intelecto racional, son necesarias para captar completamente la profundidad imponente de nuestra existencia”
(Miller, cit. en Olivos et al. 1992: 3). Esta interconexión esencial permite al hombre una profunda comprensión de la integralidad, que se traduce en todos los actos de su cotidianidad, expresándose en una disponibilidad y apertura irrestricta hacia las demás criaturas en un amor incondicional y justo, especialmente a aquellos seres de la naturaleza que se encuentran en proceso de desarrollo como el niño, sujeto central del quehacer pedagógico.
Los actuales paradigmas mecánico-causales son “responsables del actual “desencantamiento” del mundo que conlleva la desesperanza existencial –o aprendida en términos psicológicos de la cual somos testigos en nuestro cotidiano vivir. De lo que se trata, ahora, es revertir esta simplificada manera de contemplar el mundo, redescubriendo y reencantando la realidad al aceptar que no todo lo importante, válido y real se capta por los sentidos, o se estructura en una lógica desprovista de sentimientos. Se trata de rescatar la pluridimensionalidad de la realidad y la vida,... en una síntesis original, a través de una vida personal, subjetivamente vivida” (Montino et al. 1996: 23). Un retorno óntico, en la medida que toda disciplina, marco teórico, ámbito, cualquier especificidad, ha sido producto de abstracciones metodológicas, que han generado microrrealidades, que afanan nuestro hacer, pero que no pueden desembocar  en el olvido de que la realidad es una.
Innumerables pensadores han perfilado a lo largo del tiempo ideas educativas con profundo sentido holístico. Todos ellos comparten una filosofía que considera al hombre con todas sus potencialidades, y que manifiesta un profundo respeto por la vida y por cada persona. “La educación holística proclama y reivindica la totalidad del ser humano; propicia métodos y técnicas que tienden al desarrollo del ser humano, desde su nacimiento hasta su muerte, pero en todas las dimensiones de su ser” (Salas et al. 1995: 17)
Sócrates con su ejemplo de vida y el desarrollo de la mayéutica, arte de dar a luz la verdad, testimonia este sentido al decir que no es el maestro el que enseña al alumno, sino el interlocutor que “ayuda” a su interdicto a realizar una conversión sobre sí mismo, interrogando por medio de la mayéutica hasta que la inteligencia menos instruida descubre por sí misma lo que creía ignorar. En Platón, su discípulo, se encuentra una pedagogía fundada en dos ejes rectores: la música, indispensable para el cultivo del espíritu, y la gimnástica, que fortalece la disciplina necesaria para el autodominio personal y la energía o vigor necesario para la búsqueda sistemática del conocimiento. Música y Gimnástica constituyen una unidad indisoluble, proporcionando al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son susceptibles. El sujeto debe decidir si recorre y asciende la escarpada y difícil pendiente de la caverna, para acceder a la contemplación de la verdadera realidad, o se mantiene atado a un mundo de sombras. Teilhard de Chardin habla de la noósfera, un tejido planetario invisible de conciencia en desarrollo, una nueva envoltura “más expansiva que el vapor, más conductora que el metal, más asimiladora que toda la materia orgánica” (cit. en Papp 1983: 277). Un elan vital –impulso vital– en términos bersongnianos, que subyace a la vida desde sus orígenes, y dirige su evolución siguiendo caminos divergentes.
Leibniz expresa que, por debajo del universo material, existe una realidad metafísica que le sirve de base y lo genera, un universo de mónadas, unidades que incorporan la información del todo. Alfred Whitehead describió a la naturaleza como un conjunto en expansión, cuyos acontecimientos no terminan en la percepción sensorial; dualismos como materia-espíritu, son falsos, la realidad es inclusiva y entrelazada. El exhorto de Plutarco se vuelve actual: la necesidad es escuchar la voz de la ciencia y de la poesía como una misma melodía creadora de mundos nuevos.


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